Un hábito es una acción que se suele hacer de forma natural casi al punto de ser un acto esporádico que hacemos. Es decir, un hábito es una conducta que solemos hacer constantemente sin ningún esfuerzo. Estos hábitos pueden ser adquiridos para ayudar a mejorar diferentes aspectos de nuestras vidas si lo hacemos bien, y dentro de estos podemos conseguir también los “Hábitos financieros”.
Para crear un hábito debemos ser constantes y tener convicción para seguirlo hasta que se automatice el acto, aunque una recomendación para crear hábitos es ir haciéndolos poco a poco e ir incrementando hasta la cantidad deseada, un caso similar se ve a la hora de buscar adquirir hábitos financieros.
Hábitos financieros saludables que podemos desarrollar
Es importante recalcar que si tenemos buenos hábitos no solamente mejoramos nuestra eficiencia y disponibilidad de tiempo, sino que también podemos mejorar nuestra vida dependiendo del hábito adquirido. Entre los hábitos financieros más saludables que podemos adquirir están los siguientes.
Ahorrar
Para conseguir el hábito de ahorrar debes ir guardando una parte de nuestros ingresos para el futuro y así poder enfrentar cualquier adversidad que salga, o darnos un gusto ocasional sin comprometer nuestras finanzas. Además con nuestros ahorros también podemos invertir en proyectos y mucho más.
Hacer presupuestos
Si hacemos presupuestos conseguiremos siempre una mayor eficiencia en el uso de nuestras finanzas, llevar una relación clara en cuanto a los ingresos conseguidos y los gastos básicos ayuda a mejorar el uso de nuestros recursos.
Para conseguir tener presupuestos eficientes podemos clasificar nuestros gastos en categorías y hacer un estudio total de nuestros ingresos frecuentes, luego las categorías las agrupamos por prioridad para así destinar un capital fijo a cada categoría.
Planificar
Este es un punto que va relacionado con el presupuesto, tener el hábito de planificar es seguir los ingresos y egresos mensuales que tengamos para así también estudiar el “excedente” que vayamos acumulando en nuestros ahorros, luego planificamos los tiempos que nos tomará llegar a ciertas cantidades y en base a esto agendamos gastos que deseemos hacer, pero que su importancia no sea tan grande.
Si planificamos el uso de nuestro presupuesto podemos tener gastos personales “irrelevantes” o de menor importancia sin que esto afecte nuestra economía, sino que ayude a impulsar y que cada vez podamos tener mayores ingresos sin muchas o ninguna pérdida.
Invertir
Este concepto sigue al anterior, ya que para poder incrementar nuestros ingresos debemos hacer inversiones que nos devuelvan cierto capital pasado un tiempo. Las inversiones deben estudiarse para así saber no solamente su capacidad de devolución de dinero, sino también el riesgo asociado a la misma.
Además de esto, debemos recordar que el dinero de inversión siempre debe ser dinero “sobrante” que sea parte de nuestros ahorros, o directamente de una categoría que hayamos asignado para hacer inversiones.